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Queridos lectores, por desgracia, el único remedio efectivo que tengo para evitar la cuesta de enero es no gastarse nada en dicho mes, lo cual lleva a no colaborar tampoco con los Reyes Magos en su tarea repartidora de regalos, ni tampoco sucumbir a las rebajas. Como eso es pedir casi un imposible, sí que puedo decirles cómo sobrellevarla o paliar sus efectos más adversos.

Ilustración del artista Víctor López-Rúa.
Como en Navidad hay tantos compromisos familiares, lo de quedar con amigos es a veces difícil. Este año, a nosotros se nos pasó la fecha y en lugar de cena navideña hemos convertido nuestra reunión en “Cena de Cuesta de Enero”, algo que da mucho margen de maniobra por su simple estrategia. El primer paso es que cada invitado aporta un plato o se encarga de algo como la bebida o el postre o dar cobijo al susodicho grupo en su casa-. La cena se convierte así en un desfile de platos suculentos con lo mejor de cada casa sin excesivo gasto para nadie. Y el que pone cocina y techo, se libra de todo menos de recoger el convite.

Pruébenlo y verán qué divertida es la pre-cena y la post-cena. Y si les gusta, se puede aplicar a cualquiera de los meses del año. Divertido es un rato.
Besos, abrazos y mucho ánimo, ya sólo quedan 7 días. Tic-tac, tic-tac…
Sylvie Tartán.

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