Queridos lectores, hoy he tenido que enfrentarme por primera vez a la higiene dental de mi perrito Pingus. Tendría que haberlo hecho antes y es cierto que, hace semanas, hice un intento de dudoso éxito. No es fácil cepillarle los dientes a un perrete, ni siquiera abrirle la boca, máxime si es adulto y a lo mejor no se lo hicieron nunca antes de la adopción.
El veterinario me aconsejo Xmile Plus Gel, un dentífrico al que sólo le falta hablar: que si enzimas por aquí, que si extracto de yema de huevo procedente de gallinas hiperinmunizadas por allá…. Funciona sin cepillado incluso, aunque lo ideal es restregar bien los dientiños, claro. En fin, lo que no hacemos por nosotros mismos, lo hacemos por estos cariñosos seres peludos.
Pingus enfrentándose a su destino.
En la propia pasta perruna, en el prospecto, te indican que primero te la pongas tú y que le cuentes… Bueno, realmente eso no. Que te la pongas tú en el dedo y así como quien no quiere la cosa, se la enchufes en la boca. Viene una especie de guante-cepillo de dientes muy útil pero yo hoy, al ser la primera vez, he seguido el consejo de la marca para que no se asustara al ver que le metía un dedo rojo rasposo en la boca. ¡Y ha funcionado!
El diseño no puede ser más chic.
El caso, es que o Pingus es un tragón, que lo es, o esta pasta sabe de maravilla porque se ha quedado relamiéndose feliz y yo más contenta que él aun. Tras la experiencia, le dí una golosina -consejo también del fabricante- para que relacione limpieza dental con felicidad. De verdad, quiero reencarnarme en un perro en mi próxima vida.
Pingus relajado tras esta nueva aventura. (Nota: No vivo en una tienda de alfombras, lo juro).
Donde compré el dentífrico me cobraron una pasta gansa que ni yo me gasto para mis dientes. Hoy lo he encontrado en Animaleando 5 euros más barato y ya le he abierto cuenta para empezar a comprarla aquí.
Mundo Mascotas termina por hoy. Ha sido un día lleno de emociones en el que, por primera vez en mi vida, he visto a un conejo en el jardín del Pazo de La Saleta correr hacia mí. No estaba en el País de las Maravillas de Alicia y todo iba al revés, sino que Pingus estaba detrás de él.
Besos, abrazos y lametones, ¡arf!
Sylvie Tartán.